El dolor y la nostalgia de lo que nunca fue, es peor que el sentimiento del abandono, y por más que estos vayan lado a lado, no se perciben igual.
Imaginar escenarios perfectos, charlas, besos... Es aún más doloroso de lo que se podría pensar, al saber que nunca serán una realidad.
Pero a veces, es sólo una forma de esperanza que nos quedará.
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