La historia que se esconde detrás de ese telón quiere ser contada de una manera expresiva, con una risa, una mirada, una expresión de confusión, un susto.
Un escenario con actores preparados para interpretar una historia desconocida, sin representación, escondidos bajo el telón que cubre el arte. Es momento de apreciar, de divalgar entre los detalles que se escabullen en las esquinas, bajo los disfraces. La escenografía llega a ser mágica al momento en el que te sumerges en la historia.
Y al dejar caer ese telón metafórico, el secreto es liberado, y por un segundo, es sentirse libre e ilimitado en el encierro de la mente.
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